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Antecedentes Sociohistóricos y Estilísticos Europeos en Cuatro Formas Musicales Latinoamericanas

ANTECEDENTES SOCIOHISTÓRICOS-ESTILÍSTICOS EUROPEOS

EN CUATRO FORMAS MUSICALES LATINOAMERICANAS

 

 

Lic. Juan Pablo Correa Feo

Director

Grupo de Música Popular Latinoamericana

de la Universidad de Carabobo

Venezuela
Ponencia presentada en el VIII Congreso de Cultura Europea
Universidad de Navarra
Pamplona, España

 

 

Un continente, un sentimiento. Un cúmulo de experiencias entrelazadas y acumuladas durante 500 años que conllevan a la formación de una identidad multicultural y plural con nombre polémico. Latinoamérica, Hispanoamérica, Iberoamérica, Panamérica. El asunto se suscribe a razones políticas, históricas, geográficas, lingüistas. Lo importante es identificar una región bien circunscrita en el tiempo y en el espacio. Para nosotros, y a efectos de esta presentación, se trata del cúmulo de países con raíz hispana o portuguesa que se ubican en el continente americano.

 

La música, para nosotros los habitantes de la América hispanoparlante, ha servido de canal de comunicación de muchas de nuestras características etnológicas que ni siquiera la palabra “folklore”, en su categorización de Folklore Material, Folklore Social o Folklore Espiritual puede englobar. Como decía el autor César Miguel Rondón, en su obra Maestra Vida, en coautoría con Rubén Blades, para nosotros, los del continente del azúcar, cacao, miel y café, la música no es más que un pretexto.

 

En el espíritu del hispanoamericano, o para nosotros el Latinoamericano, el amor es la principal inspiración de su poesía, de su prosa. Amor a la mujer, a la pareja, a la patria, a la madre. Un amor enmarcado entre la nostalgia y el olvido, entre la desilusión y la locura.

           

            Son muchos los estilos y formas que recorren musicalmente la América que empieza en Tierra Del Fuego y termina en Ciudad Juárez. Rumba, Son, Guaracha, Salsa, Habanera, Tango, Milonga, Samba, Bosanova, Chachachá, Bolero, Joropo, Danzón, Ranchera, Cumbia, Valse… Innumerables sus vertientes y ramificaciones. Por ello, trataremos en esta comunicación sólo 4 de ellas: El Tango argentino, el Bolero cubano, y el Joropo y Pasaje, estos últimos  Venezolanos.

 

            En toda la música latinoamericana se haya presente las tres ramificaciones claramente establecidas y demostradas  en investigaciones musicológicas desde hace décadas: El Africano (principalmente por ascendencia Bantú), el Europeo (Español) y el Autóctono, propiamente indígena. Distintos aportes para una identidad sincrética única. Para el tema que nos compete, y siendo empresa casi imposible, trataremos de deshilvanar la vena europea de la cultura musical americana  en general.

 

            Principalmente se encuentra la parte estrictamente formal y musical. Música escrita en un sistema sonoro occidental proveniente de Europa, en un esquema de Forma Lied, es decir, ABA, o mejor dicho, Coro Estrofa Coro. El segundo, la letra de la canción: Español. Y por último, la constitución de algunos de sus instrumentos, autóctonos o derivados del continente europeo.

 

            Queremos empezar nuestra presentación con una anécdota muy ilustrativa del aspecto emocional del latinoamericano. El compositor cubano Oswaldo Farrés, muy conocido por obras como “Madrecita del alma querida” o “quizás, quizás, quizás”, “Toda una vida”. se encuentra con Chela Campos, famosa cantante de boleros mexicana, y esta le solicita, sin inhibiciones, una canción para estrenarla. Farrés se hizo el rogado, diciéndole que escribir una canción no era tarea sencilla. Chela, entonces, insistió, con una sonrisa comprometedora, asegurándole que a él le serían suficientes tres palabras para escribir una bella canción. Dicho y hecho. Y ahí nació uno de los mejores boleros de todos los tiempos: “Tres palabras”, estrenado en 1947; y es aquel que dice:

 

TRES PALABRAS

Oye la confesión de mi secreto,/ nace de un corazón que está desierto;/ con tres palabras te diré todas mis cosas,/ cosas del corazón que son preciosas / Dame tus manos, ven, toma las mías / Que te voy a mostrar, las ansias mías / Son tres palabras solamente mis angustias,/ y esas palabras son: ¡Cómo me gustas!

 

Sobre el origen del Bolero existen diversas teorías, y la mayoría señala a Europa como la cuna del género. Aún cuando no existe un nexo directo, el Bolero viene de España, o al menos se puede decir que existe un Bolero Español, que inicialmente era una danza de movimiento ligero, de ritmo 3 x 4. Un ejemplo rico al menos del bolero lo tenemos en la majestuosa obra de Maurice Ravel, Bolero.

 

Para el musicólogo y bolerista Daniel Terán-Solano, posiblemente el Bolero es una manifestación musical gitana, pues su nombre pudiera venir de la expresión ‘Volero’ de volar, y las danzas gitanas a veces implican movimientos agudos y rápidos que aparentan el vuelo de aves.

 

Sin embargo, las diferencias de índole musical hacen evidente la poca relación entre el bolero español y el cubano. Para Alberto Joya, el término “Bolero” en Cuba, proviene de un dicho en la segunda mitad del siglo XIX que rezaba “De Santiago viene un nuevo ritmo como una ‘bola’, como un  ‘bolero’”.

 

Se acepta que el primer Bolero registrado, fue "Tristezas" escrito por el cubano José ‘Pepe’ Sánchez en Santiago de Cuba en 1886, aunque algunos difieren la fecha, lo importante es que esa pieza dio origen formal al género y con el acompañamiento musical que denominamos ‘clásico’ (la guitarra y la percusión).

 

Danilo Orozco otorga especial atención al cinquillo, herencia afrobantú, como figura rítimica principal de la música latinoamericana. En el presente ejemplo, interpretaremos TRISTEZAS de José Pepe Sánchez, donde el cinquillo se convierte en el principal eslabón rítmico de su estructura.

 

 

TRISTEZAS

Tristezas me dan tus penas mujer /profundo dolor se apiada de mí /no hay pena mayor que me haga sentir /con tu anhelo yo sufro por tí. /La vida es adversa conmigo /no logra ensanchar mi pasión /un beso me diste un día /lo guardo en mi corazón.

 

            Luego de su aparición en Cuba, el Bolero se expande por todo el continente. Numerosos son los autores de hermosos boleros y aunque su ritmo impregnado de cinquillo y evocador del son cambia, el aspecto romántico se mantiene intacto. El alma  del latinoamericano se cuela en sus estrofas, denotando el más profundo de su sentimiento: el amor.

 

            La irradiación musical de Cuba se hizo sentir, no sólo con el bolero sino con el son, el danzón, la guaracha, el mambo y el cha cha cha, entre otros. Los países que se ven bañados por el mar Caribe asumieron pronto como propio el producto que Cuba les daba de contrabando entre la década de los veinte y los treinta.

 

Pero otro hecho que contribuirá al ascenso del Bolero es la inesperada muerte del rey del tango, Carlos Gardel, en 1935, que dejó a ese género músical sureño sin un destacado interprete, por consiguiente decayó ese afán por el tango tras la muerte de su mejor voz y permitió la expansión del bolero.

 

            Muchos fueron los países, por no decir todos los del continente latinoamericano, que adoptaron el bolero como propio. Bellísimos e inmortales temas del bolero universal tuvieron su cuna en diferentes países: México, con Agustín Lara, Joaquín Pardavé, María Grever, Consuelo Velásquez, Pepe Guizar, Armando Manzanero, Roberto Cantoral;  Puerto Rico, con Don Felo, Tite Curet, Chucho Avellanet; Argentina con Leo Marini, Hugo Romani; Venezuela, con Augusto Brandt, María Luisa Escobar, Aldemaro Romero, Alfredo Sadel… Ahora, del mexicano Roberto Cantoral y el argentino Manuel Sucher: Locura Locura.

 

LOCURA LOCURA

Te amo con suprema idolatría  /que quisiera el poder omnipotente / del Divino Creador en este día / para vivir contigo eternamente. / Y ser uno del otro imprescindible / en la muda elocuencia de los besos / y tener nuestro nido en lo intangible / donde nadie perturbe mis secretos. / De todos tus amores tengo celos, / te amo como nunca te han amado / y para darte todo lo que anhelo / inventaré un placer en el pecado. / Cuando la vida eterna se desprenda / y el infinito muera en el olvido / quedará nuestro amor como la ofrenda  / de dos que aunque pecaron han vivido. / Quedará nuestro amor como la ofrenda / de dos que aunque pecaron han vivido.

 

 

            Un bolero que hizo presencia desde el cono sur, en la voz del Indio Araucano, Oswaldo Gómez, muy popular en Chile y Argentina fue un bolero del  compositor Enrique Alesio, llamado Te Odio y Te Quiero. Aún cuando su forma musical es claramente un bolero, tanto la inflexión de la melodía, así como ciertos esquemas rítmicos hacer percibir influencia sureña y astral.

 

 

TE ODIO Y TE QUIERO.

Me muerdo los labios para no llamarte / me queman tus besos, me sigue tu voz, / pensando que hay otro que pueda besarte / se llena mi pecho de rabia y rencor. / Prendida en la fiebre brutal de mi sangre / te llevo muy dentro, muy dentro de mí, / te niego y te busco, te odio y te quiero / y tengo en el pecho un infierno por ti. / Te odio y te quiero porque a ti te debo / mis horas amargas, mis horas de miel. / Te odio y te quiero, tú fuiste el milagro, / la espina que duele y el beso de amor. / Por eso te odio, por eso te quiero / con toda la fuerza de mi corazón. /

 

            Pues bien, ya tocando el aspecto del tango, debemos decir que también tiene su antepasado directo ibérico: el Tango Español. Además de lo puramente formal, es decir, lo propio de la forma, el idioma y los instrumentos en cuestión, la influencia del tango flamenco es innegable en el aspecto rítmico, no así el aspecto melódico. Algunos escritores opinan que el tango combina varios estilos de música, por ejemplo: la coreografía de la milonga, el ritmo del candombé y la línea melódica sentimental y la fuerza emotiva de la habanera.

 

            Carlos Vega en 1936, afirma que “el tango argentino es la continuación porteña del tango andaluz…”. En la ciudad de Buenos Aires, la única diversión para los habitantes consistía en circos y lugares de encuentro, ya que no existían la radio, el cilindro musical, y mucho menos la televisión. Por esta razón la música era expuesta en vivo por payadores que ni siquiera sabían leerla.  Se considera que el tango comenzó a difundirse alrededor de 1880. En esos años se multiplicaron los bares cuyos clientes eran inmigrantes que habían abandonado a sus familias en busca de nuevas vidas en otro continente. Pero con el paso del tiempo, el show se hacía rutinario y para no aburrir a su público, los bares contrataban tríos o diferentes agrupaciones de músicos, a los que se les sumaba el público, bailando. Inesperadamente, estos espectáculos fueron tan exitosos que comenzaron a hacerse más frecuentes. Se supone que así se originó el tango.

 

            Así, el tango adquiere sus propias estructuras inconfundibles, su propio color que parece ser el color de un tiempo alrededor de los años 20 y de un sitio, Buenos Aires, sin precisar como impregna el alma aventurera de la colonización Antioqueña y de sus estratos urbanos de la segunda mitad del siglo XX, conducido por Gardel y reforzado luego por Piazzola en los 80.

           

En cuanto a la etimología de la palabra Tango, existen desde los defensores de su raíz africana “Tango – tangó – tambó” hasta los que le han conseguido un origen japonés. Otros sostienen que proviene del verbo TANGIR - tocar, palabra que no aparece en nuestro idioma, aunque sí el adjetivo TANGIBLE, como tocable.

 

            Algunos autores opinan que tiene influencia italiana, producto de la inmigración masiva de finales del XIX y principios del XX y que se encuentran principalmente en su aspecto rítmico. Sin embargo, y a juicio de Horacio Ferrer, un buen antecesor del tango es el cuplé madrileño, al igual que el schotis, con su característico e intencionado modo interpretativo, además de su intención en el texto, de carácter coloquial, con un lenguaje en el que domina el doble sentido para conseguir efectos cómicos, lascivos o escatológicos.  Verdadera yuxtaposición de principios, reto a la sociedad, con denotado carácter picaresco.

 

            De Mariano Mores, con letra de Enrique Santos Discépolo, Tango Uno.

 

TANGO UNO

Uno busca lleno de esperanzas   / el camino que los sueños   / prometieron a sus ansias...   / Sabe que la lucha es cruel   / y es mucha pero lucha y se desangra   / por la fe que lo empecina.   / Uno va arrastrandose entre espinas   / y en su afan de dar su amor  / sufre y se destroza hasta entender,   / que uno se ha quedado sin corazon...   / Precio de castigo que uno entrega   / por un beso que no lllega   / o un amor que lo engaño.  / Vacio ya de amar y de llorar   / tanta traicion!...   / Si yo tuviera el corazon,  / el corazon que di...   / Si yo pudiera como ayer  / querer sin presentir...   / Es posible que a tus ojos   / que me gritan su cariño   / los cerrara con mis besos...   / Sin pensar que eran como esos   / otros ojos, los perversos   / los que hundieron mi vivir...   /  / Si yo tuviera el corazon,   / el mismo que perdi...  / Si olvidara a la que ayer   / lo destrozo, y pudiera amarte,   / me abrazaria a tu ilusion   / para llorar tu amor.   /

 

            En la música argentina, importante rol cumple el Malambo. El malambo nació en las soledades pampeanas allá por el año 1600. Dentro de los bailes sureños, es una excepción que carece de letra, la música de las guitarras acompaña a esta danza ejecutada, únicamente, por hombres. El bailarín se luce en el zapateo, la cepillada (rozar la planta del pie contra el piso), el repique (golpe con el taco y la espuela) o los floreos. Sus pies apenas tocan el suelo.

 

Las evoluciones del bailarín, cruzando las piernas, zapateando enérgicamente haciendo dibujos con las boleadoras y los lazos son sorprendentes. El "malambo" fué, en los bailes tradicionales, lo mismo que fue en el canto la "payada de contrapunto": un verdadero torneo de habilidad gaucha.

 

De Mariano Mores, con letra de Homero Manzi,

 

UNA LAGRIMA TUYA

La voz triste y sentida / de tu canción, / desde otra vida / me dice adiós. / La voz de tu canción / que en el temblor / de las campanas / me hace evocar el cielo azul / de tus mañanas llenas de sol.  /  / Una lágrima tuya / me moja el alma, / mientras gimen las cuerdas / de mi guitarra. / Ya no cantan mis labios / junto a tu pelo / diciéndote, / diciéndote / lo que te quiero.  /

 

            Ya para finalizar nuestra presentación hablaremos del Joropo. Para el venezolano, y en especial para el llanero, Joropo no es sólo música. Joropo es baile y fiesta social. No importa la fecha, cualquier día es bueno para un Joropo.

 

El joropo es producto de los distintos aportes culturales que constituyen la esencia del venezolano y que comienzan a dibujar un perfil característico desde finales del siglo XVIII. En el joropo se sincretizan las raíces culturales europeas, con elementos de ascendencia africana y algunos aportes indígenas.

 

En Venezuela encontramos tres líneas de estilos de joropo: El Llanero, el Central y el Oriental.

 

La denominación de fandango, que todavía se le da al joropo en algunos lugares del campo venezolano, nos habla de su parentesco español. En este sentido nos dice Luis Felipe Ramón y Rivera: «Es incuestionable que algunos de los bailes españoles, probablemente el fandango, aportaron la figura del galanteo amoroso. Galanteo sin castañuelas ni panderetas, instrumentos estos que nuestros criollos no quisieron adoptar.». También recibió de Europa el aporte del vals, que vemos en el valsiao del joropo; así como el aspecto poético o literario. El aporte negro está asociado con la riqueza rítmica y con la libertad métrica de la melodía. Del indígena toma las maracas y seguramente algunas inflexiones del canto.

 

El fandango es uno de esos aires de danza que tuvieron gran popularidad en España hacia fines del siglo XVII y principios del XVIII. Según algunos historiadores, el fandango es «baile introducido por los que han estado en los reinos de las Indias y que se hacen al son de un tañido muy alegre y festivos» (Diccionario de autoridades, cita tomada de Crivillé y Bargalló; 1983: 221-222). De esta manera, y simplificando la imagen sugerida, el joropo viene del fandango, que a su vez se lo habíamos prestado al viejo mundo.

 

El término JOROPO es una derivación del árabe xärop, que traduce Jarabe. Es curioso cómo J. J. Churión, en 1749 menciona una danza llamada Joropo o Jarabe Venezolano.

 

Se interpreta principalmente con Arpa, Cuatro, Maracas, y más recientemente, se le adiciona el Bajo, para ayudar al intérprete del arpa con el uso de los bordones. Suele ocurrir, como en nuestro caso, el sustituir el Arpa Criolla con la Bandola, que es un cordófono en forma de pera, de cuatro cuerdas, descendiente directo del laúd o Ud árabe. Se tañe con un plectro, conocida como púa o uña. Su interpretación es XXX

 

Con relación al cuatro, y a fin de no prolongar más esta presentación, pongo a la disposición de ustedes mi ponencia sobre sus características e historia, presentada hace cuatro años, en el VI Congreso de Cultura Europea, y que pueden encontrar en el resumen que ofrecen en planta baja, en la página 665.

 

Finalmente las maracas, son un par de instrumentos Idiófonos de sacudimiento de origen indígena que, en la música folklórica venezolana se ejecuta en pares y están constituidas por un cuerpo de resonancia elaborado con una tapara y relleno con semillas o pequeñas piedras, de la cantidad de éstas depende si su sonido es grave o agudo. El cuerpo de resonancia está unido a un palo que sirve al ejecutante para sostener el instrumento.

 

El joropo es un baile 3 x 4 o 6 x 8, muy deprisa, con características armónicas que las hace distinguibles en distintas variantes:

 

 




 

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